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Un pastel bien hecho no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma.

Nuestra Historia

Hace más de diez años, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, una señorita llamada Banessa decidió abrir una humilde panadería. Su especialidad eran los pasteles, preparados con recetas secretas que había aprendido de su madre. La gente del pueblo comenzó a llamarla “ Casa Pastelera” porque, al entrar, siempre había un aroma dulce que envolvía a todos.

Con el tiempo, la panadería pasó de generación en generación. Cada familia agregó un toque especial: rellenos de frutas exóticas, decoraciones con flores comestibles y glaseados de colores brillantes. Lo que comenzó como un rincón sencillo se convirtió en un lugar famoso, donde cada pastel contaba una historia y cada cliente se llevaba un recuerdo dulce.

Hoy en día, D´la Casa es reconocida como un símbolo de unión, tradición y creatividad. Más que una pastelería, es un espacio donde la magia del azúcar y la harina se transforman en sonrisas y celebraciones inolvidables.

Con los años, las puertas se abrieron no solo para ofrecer postres, sino también para compartir momentos. Cumpleaños, bodas, graduaciones y simples tardes en familia encontraron en sus pasteles el toque especial que los hacía inolvidables. Cada creación es elaborada con paciencia y dedicación, como un homenaje a las manos que iniciaron esta tradición y a los corazones que hoy la mantienen viva.

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